viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Qué es la comunicación?

Por un lado, tenemos la comunicación directa entre dos o más individuos, que por su proximidad entre sí no necesitan más que de sus sentidos para intercambiar información con cada uno de los presentes. Por otro lado, existen distanciamientos de espacio (por ejemplo, dos personas ubicadas en países distintos) o de tiempo (cuando dos personas se comunican en diferido, como ser vía cartas, o dejando mensajes en el buzón de teléfono, etc) que hacen necesaria una mediación que en la mayoría de los casos es tecnológica (teléfonos, grabaciones de audio o video, etc) pero que también puede ser de otros tipos (carta manuscrita).
En todos los casos, se trata de uno o más emisores tratando de transmitir información a uno o más receptores. Y en todos los casos se trata de un traspaso de información que da a conocer algo, que aporta significados, que reduce ignorancia.
Pero la comunicación no sólo ocurre a nivel privado entre dos personas, sino que también tiene otro nivel en el que su alcance es público, en donde se involucran y participan los integrantes de un pueblo, ciudad, país, continente, etc, en fin, un nivel en el que opera una trama de vínculos sociales que se construyen fundamentalmente a partir de los llamados “medios de comunicación”. Así, a través de medios como la televisión, Internet, la radio y el diario, entre otros, distintas clases sociales, diferentes generaciones o franjas etarias de la sociedad, distintos grupos y subgrupos de las comunidades (como por ejemplo las denominadas tribus urbanas) se interrelacionan entre sí y con los demás. Intervienen en una red de comunicación que siempre se desarrolla mediante pactos, que a veces tienen que ver con puestas de acuerdo, y otras con resistencias a la aceptación.
Con el avance de las tecnologías la comunicación parece volverse cada día más mediada y menos directa, ampliando por una parte la posibilidad de comunicarse con más personas en el tiempo y en el espacio, pero reduciendo por otra parte el contacto personal. Por eso es que no pocas personas reniegan de este avance tecnológico de los medios de comunicación postulándolo como el fin de la sociabilización cara a cara. Del otro lado, no faltan quienes defienden a capa a y espada la ventaja de poder extender el alcance de sus vías de comunicación para poder llegar hasta ese lugar recóndito del planeta al que sin la tecnología jamás podrían alcanzar. De un lado, se denuncia una pérdida de calidad de la comunicación ante el crecimiento desmedido y descontrolado de la información. Del otro se esgrime la libertad para ampliar la cantidad de comunicación.
¿Y para la comunicación? ¿Qué será lo mejor para la comunicación? ¿Crecer en calidad o en cantidad? Que se acrecienten los canales no parece ser una mala noticia. Si aumenta la posibilidad de que circule información mala, errónea o defectuosa, no se debe al incremento en sí, si no al uso que se le da a esos nuevos canales. En este caso, calidad y cantidad no aumentan la una en detrimento de la otra, por lo tanto no es absurdo que pretendamos un crecimiento y una mejora en ambas. La cuestión entonces no debe pasar por disminuir los canales sino por tratar de que quienes los utilizan lo hagan de la mejor forma posible.

Eduardo Daniel Alperi.

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